Día de la luz

Y se hizo la luz: breve historia de la electricidad

La luz juega un papel central en la vida de todos los seres, pues en ella radica el origen de la vida misma.

El Día Internacional de la Luz, que fue decretado por la Unesco, celebra este 16 de mayo el papel de la luz en la ciencia, la cultura y el arte, la educación y el desarrollo sostenible en campos tan diversos como la medicina, las comunicaciones y la energía.

Todos los beneficios naturales y las aplicaciones científicas y tecnológicas hacen de la luz un elemento esencial de la vida cotidiana y su potenciación supone un desafío importante para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.

«Las cuestiones relacionadas con el acceso a la luz, mediante la electricidad para mejorar el nivel de vida en los países en desarrollo o con la fibra óptica, son particularmente cruciales», destaca la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay.

¿Qué es la electricidad?

La electricidad forma parte de la naturaleza y es fundamental para muchos procesos biológicos. ¿Quién no se ha maravillado alguna vez con un relámpago en plena tormenta?

Es un fenómeno ligado a la materia y a la vida, ya que todo está integrado a partir de electrones, que giran alrededor del núcleo del átomo.

El ser humano también es electricidad, pues tanto las neuronas como la médula espinal funcionan mediante impulsos eléctricos.

No obstante, para que el hombre pueda aprovechar la electricidad -que no se puede recoger como tal de la naturaleza- debe generarla usando los recursos que ofrece el planeta.

¿Quién inventó la luz?

Como sabemos, electricidad y luz van de la mano. Pero, en contra de lo que popularmente se ha establecido, el inventor de la electricidad no fue Thomas Alva Edison (1847-1931).

A comienzos del siglo XIX, por ejemplo, el químico inglés Humphry Davy inventó la primera lámpara eléctrica de arco al lograr la incandescencia de un hilo fino de platino.

Edison tampoco fue el primero en patentar la bombilla de incandescencia. Otros inventores se le adelantaron más de una década, pero la suya era la única comercialmente viable.

Tras obtener la patente en 1879, fundó la Edison Illuminating Company e inauguró en 1882 la primera central eléctrica para vender electricidad a los compradores de sus bombillas. Pronto expandió su negocio y en dos años ya tenía 500 clientes -entre ellos The New York Times- y 10.000 bombillas.

Además de la primera central eléctrica, fue la primera planta de cogeneración, ya que el vapor se aprovechaba para dar calefacción a los edificios aledaños.

Ese mismo año el industrial H. J. Rogers creó la primera central de energía hidroeléctrica en el río Fox (Wisconsin, Estados Unidos).

¿Cómo evolucionó la generación de electricidad? 

Estas primeras centrales eléctricas funcionaban con corriente continua, lo que impedía transportar la energía a largas distancias. Otro genio resolvió el problema: Nicola Tesla y su apuesta por la corriente alterna.

Junto al industrial George Westinghouse, construyó en 1895 la central hidroeléctrica de las cataratas del Niágara, llevando la electricidad hasta la ciudad de Buffalo, a 40 kilómetros de distancia. Había comenzado la electrificación del mundo y, con ella, la segunda revolución industrial.

Dos nuevos proyectos en 1898 impulsaron este proceso: la central hidroeléctrica de Decew Falls en Ontario (Canadá) fue la primera en generar electricidad de alto voltaje para ser transportada a grandes distancias; y la de Rheinfelden (Alemania) fue la primera en usar corriente alterna trifásica a 50 hercios, el estándar hoy en día en casi todo el mundo.

En 1900, el 40% de la electricidad de Estados Unidos provenía de centrales hidroeléctricas. En 1940 era el 30% y, actualmente, solo el 10%. En 1951 se inauguró la primera central nuclear experimental en Ohio (Estados Unidos).

Durante el siglo XX, los combustibles fósiles (carbón, gas natural o petróleo) y las centrales nucleares tomaron el relevo del agua como generadores de energía en todo el mundo.

La energía eléctrica se produce, habitualmente, en centrales eléctricas que operan favoreciendo el giro de turbinas empujadas por vapor de agua calentada, a partir de reacciones nucleares o de la combustión de hidrocarburos.

También existen centrales que aprovechan recursos renovables, como las hidroeléctricas (que utilizan las caídas de agua o los saltos fuertes), las eólicas (que se apoyan en la fuerza del viento captada por los aerogeneradores) o las fotovoltaicas (basadas en paneles, compuestos por unas láminas metálicas semiconductoras denominadas células fotovoltaicas, que reciben las radiaciones del sol). Cuando se genera electricidad en cualquiera de estas plantas, se emite por el tendido eléctrico tanto a las fábricas como a los núcleos de población, así como, también, puede ser almacenada.

Energías limpias, en el ADN de Iberdrola México

La generación de la electricidad que llega a nuestras casas y a las diferentes industrias se ha extendido y hoy tiene como principal reto sustituir los combustibles fósiles por fuentes renovables como el viento (energía eólica), el sol (energía solar) o la fuerza de las olas (energía mareomotriz).

Con más de 100 años de historia, Iberdrola es pionera en el desarrollo de energía limpia a partir de fuentes renovables como el sol o el viento.

Todo ello sin olvidar nuevos procesos como el del hidrógeno verde, que se basa en la generación de hidrógeno —un combustible universal, ligero y muy reactivo— a través de un proceso químico conocido como electrólisis.

Este método utiliza la corriente eléctrica para separar el hidrógeno del oxígeno que hay en el agua, por lo que, si esa electricidad se obtiene de fuentes renovables, produciremos energía sin emitir dióxido de carbono a la atmósfera.

Actualmente, las instalaciones de energía renovable de Iberdrola en México suman 10 parques; 7 de energía eólica (693 MW) y 3 de fotovoltaicos (470 MW), que aprovechan la excelente radiación solar del país, así como sus vientos, en estados como Puebla, Oaxaca, Guanajuato, San Luis Potosí y Sonora.

La electricidad como factor social y de desarrollo 

Pero la generación de electricidad va mucho más allá de ofrecer un servicio que permita tener luz en casa o encender un televisor.

La electricidad -tal y como señala la Unesco- es un vector de desarrollo para las sociedades.

Fieles a esta máxima de utilizar la tecnología para abatir las desigualdades, Iberdrola México tiene hoy el programa Luces de Esperanza, que arrancó en 2019. Con una inversión de unos 80 millones de pesos, el programa pretende beneficiar a más de 12.000 personas de unas 60 comunidades remotas de la Huasteca Potosina y Oaxaca, entre otras regiones del país.

Fuentes: 

  1. https://www.iberdrola.com/sostenibilidad/historia-electricidad
  2. https://www.iberdrola.com/conocenos/energetica-del-futuro/nuestra-historia
  3. https://onu.org.gt/fechas-onu/dias-internacionales/mayo/dia-mundial-de-la-luz/
  4. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000367948_spa
  5. https://www.fundacioniberdrolamexico.org/accion-social/luces-de-esperanza-un-proyecto-que-ilumina-comunidades-vulnerables/

Energías nucleares: 

https://www.iberdrola.com/sostenibilidad/historia-electricidad

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