Electrificación de comunidades en Puebla

Puebla se ilumina por primera vez con Luces de Esperanza

Imagina que llegas a tu escuela y no hay luz. Si es una situación puntual, puede que para unos signifique más tiempo libre y para otros escuchar al profesor o profesora sin un apoyo audiovisual que complemente su clase. Pero cuando se convierte en el día a día para las y los estudiantes, conlleva muchos problemas para garantizar el mejor aprendizaje. Esta realidad, la de estudiar sin energía eléctrica en las aulas, sucedió en el ciclo escolar 2021-2022 en más de 26 mil escuelas de México, según la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu).

Ejemplo de lo anterior es el Telebachillerato comunitario número 62 de San José Monte Chiquito, en Santiago Miahuatlán, Puebla, un centro educativo que recibe a 90 alumnos de esta localidad, del municipio vecino de Tehuacán e incluso alumnado procedente de otros estados que migró a la región.

Este centro educativo vivió en los últimos meses un cambio radical gracias a que fue  electrificado por el programa Luces de Esperanza de Iberdrola México. El plantel educativo cuenta ahora con un sistema fotovoltaico conformado por cuatro paneles solares que iluminan tres aulas y su patio. A ello se le suman las conexiones para utilizar computadoras, televisiones y otros aparatos eléctricos que les permitirán cumplir con todos los requerimientos propios de un telebachillerato.

Claudia Torres, directora este centro, destacó la importancia de tener luz eléctrica en estos planteles donde capacitan a los alumnos con asignaturas que les ayudan a crear un proyecto en beneficio de sus comunidades. Al finalizar su bachillerato, añade, el alumnado puede emprender en disciplinas como humanidades y sociales, educación o ciencias experimentales.

Ahora, con los sistemas solares que se instalaron a través del programa Luces de Esperanza en esta escuela, alumnos y alumnas han mejorado su aprendizaje y ello se traduce en una mejor calidad de vida. Para la maestra Claudia, esto ha permitido “resetear” a la escuela y dar una mejor oportunidad a las y los estudiantes de hacer crecer sus capacidades y llegar a estudiar una carrera universitaria.

La mayoría de las y los jóvenes se dedican a estudiar y, tras culminar su jornada educativa, habitualmente trabajan para la industria maquiladora de la región. Ahora, con la iluminación en la escuela, se sienten mucho más seguros en la zona a la hora de realizar sus trayectos.

Además de beneficiar al Telebachillerato número 62, esta primera fase de Luces de Esperanza en Puebla iluminó con sistemas fotovoltaicos a 11 escuelas y 81 hogares de 22 comunidades rurales en 12 municipios, en beneficio de 1,809 personas. Una de las beneficiadas es la señora Carmen, quien junto con su hijo y otros familiares que viven con ella, se benefician de la electricidad para preparar desde unas ricas salsas en una licuadora hasta alimentar a sus borregos al amanecer… y después tomar un rico café.

Cada panel solar instalado con Luces de Esperanza significa para las y los beneficiados no solo la energía que enciende sus focos o aparatos, sino también un cambio en su vida con mayor seguridad, educación y desarrollo. Permite a las familias conectarse con el mundo exterior y logra así una transformación en su vida cotidiana que los lleva hacia un futuro más brillante.

Es así como la gente de varias comunidades rurales de Puebla se suma a las grandes historias de personas de San Luis Potosí y Oaxaca impactadas por Luces de Esperanza, un programa de Iberdrola México que hasta la fecha ha beneficiado a más de 7,300 personas en su conjunto con la electrificación de hogares, escuelas, centros de salud y comunitarios.

Transcripción video Iberdrola México – Oaxaca Brilla, iluminación de monumentos históricos

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