La capa de ozono

Energías renovables cuidan la capa de ozono y frenan el calentamiento global

La vida en el planeta Tierra es posible gracias a su composición y estructura. Por ejemplo, la atmósfera es una franja de aire que lo rodea y funciona como un escudo ante los rayos ultravioleta (UV) del Sol.

Este escudo está compuesto por cinco capas: troposfera, estratosfera, mesosfera, termosfera y exosfera. En la estratosfera se encuentra la capa de ozono, llamada así por su composición con base en este gas y cuya función es brindar protección contra la radiación solar. Sin esta defensa, los animales, plantas, microbios y personas podemos sufrir daños.

Somos el problema… y la solución

Constantemente se escucha hablar sobre la debilitación de la capa de ozono, pero ¿qué la provoca? La respuesta más simple sería voltear a vernos a nosotros y algunas de nuestras actividades.

Uno de esos gases son los clorofluorocarbonos (CFC, por sus siglas en inglés). De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, los CFC son partículas gaseosas dañinas para la capa de ozono que pueden hallarse en refrigerantes, espumas aislantes, aerosoles, aire acondicionado y disolventes, cuyo uso causa la descomposición de las moléculas de ozono en la estratosfera.

El impacto de estas emisiones se ha reflejado en el agujero de ozono sobre el Polo Sur. Con el fin de regenerar este agujero, en 1987, en la Convención de Viena, se adoptó el Protocolo de Montreal. Con este acuerdo internacional, que entró en vigor unos años después, se buscó promover la disminución de emisiones de CFC a la atmósfera, controlando, incluso eliminando, la producción total mundial y el consumo de sustancias que agotan la capa de ozono. 

Una de las alternativas para sustituir el uso de los CFC han sido los hidrofluorocarbonos (HFC), gases sintéticos utilizados para enfriar o refrigerar y, aunque han ayudado a disminuir las emisiones dañinas a la capa de ozono, también han propiciado el aumento de la temperatura en el planeta, contribuyendo al cambio climático. 

Es decir, estos compuestos químicos han logrado disminuir el daño a la capa de ozono y además tienen otras ventajas como la eficiencia energética. Pero a su vez, tiene un alto potencial de calentamiento global por su sustancial emisión de gases de efecto invernadero (GEI).

Energías renovables, ¿una doble solución?

El Protocolo de Kioto y el Acuerdo de París, cuyo objetivo es coordinar la respuesta global al cambio climático, recoge los siguientes siete gases de efecto invernadero: HFC, dióxido carbono, metano, óxido nitroso, perfluorocarburos, hexafluoruro de azufre y trifluoruro de nitrógeno.

Frente a este escenario, autoridades, iniciativa privada y sociedad en general se han puesto manos a la obra buscando opciones para disminuir cualquier tipo de emisión que dañe el planeta. 

Las energías renovables son una de las mejores apuestas para alcanzar esta meta, ya que al producir electricidad utilizando como fuente recursos naturales inagotables y limpios -como la fuerza del viento o la radiación solar- no emiten gases de efecto invernadero al ambiente o dañan la capa de ozono. Son una doble solución en beneficio del planeta y del medio ambiente.

Por ello, la expansión de las energías limpias y renovables se considera imprescindible para contribuir a la descarbonización del planeta y limitar el aumento de la temperatura global a 1.5 °C respecto a los niveles de la era preindustrial. 

En Iberdrola México ofrecemos soluciones energéticas sostenibles y a la medida para la industria que, a su vez, ayudan a luchar contra el calentamiento global y a cuidar la capa de ozono.

Fuentes: 

https://www.un.org/

https://ciencia.unam.mx/

https://ciencia.unam.mx/leer/

https://www.un.org/es/climatechange/

https://ozone.unep.org/

https://www.ngenespanol.com/

https://www.nationalgeographicla.com/

https://www.un.org/es/observances/

https://ciencia.nasa.gov/

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